Blog Institucional del Centro Internacional de Retinosis Pigmentaria Camilo Cienfuegos de La Habana Cuba

jueves, 21 de abril de 2016

Sustancias Neurotróficas como terapéutica en la Retinosis Pigmentaria (Revisión Bibliográfica)



Sustancias Neurotróficas RESUMEN

Revisión sobre las sustancias neurotróficas como terapéutica en la retinosis pigmentaria, una de las distrofias retinianas más estudiadas. Es una enfermedad crónica no transmisible, con gran heterogeneidad clínica y genética, la cual se caracteriza por la pérdida progresiva de los fotorreceptores, lo que conduce a la ceguera. Recién se han publicado trabajos científicos sobre nuevas sustancias que pueden tener efecto neuroprotector, angiogénico y mitogénico, sobre el sistema nervioso, específicamente en los elementos celulares de la retina. 

Estas sustancias neurotróficas sugieren una alternativa terapéutica, a corto plazo, en las enfermedades neurodegenerativas de la retina, con gran éxito y recuperación de la función visual de las células que no han muerto, mediante la modulación del proceso de apoptosis en modelos animales con retinosis pigmentaria. Se espera que en un futuro se utilicen en combinación con otras técnicas de mayor alcance, como por ejemplo la terapia génica.

INTRODUCCIÓN

En los últimos 5 años se han publicado trabajos científicos sobre nuevas sustancias que inhiben la apoptosis en modelos animales con RP, con gran éxito y recuperación de la función visual de las células que no han muerto.

La primera indicación de que esto puede ser viable fue la inyección del factor de crecimiento fibroblástico básico (bFGF) intraocular en modelos de ratas de RP, resultando en una supervivencia de los fotorreceptores por un tiempo más prolongado. 

El factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), factor de crecimiento nervioso (NGF) y neurotrofin 4/5 (NT 4/5), por tener una influencia relativamente específica en el tejido neural, son igualmente atractivos. Otro importante factor neurotrófico es el factor neurotrófico ciliar (CNTF) el cual está estrechamente relacionado con la interleuquina 6. 

Existe un incremento de trabajos experimentales que ilustran el valor potencial de estos factores en el tratamiento de diversas afectaciones de la retina.

Se ha reportado que el factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF) es el mayor factor angiogénico del omentum majus, y es producido también por el tejido adiposo. Una sobreexpresión de VEGF en la retina es suficiente para causar neovascularización intrarretinal y subretinal. Mientras que la inhibición de la expresión o actividad del VEGF inhibe la neovascularización retinal.

El efecto de las diferentes familias de factores tróficos sobre la supervivencia de los bastones en cultivo de órganos de ratones rd (homocigóticos para la subunidad de la fofodiesterasa mutada) demostró que la degeneración de los fotorreceptores no fue bloqueada por CNTF, BDNF, FGF2, GDNF, individualmente. Sin embargo, la combinación de estos demuestra que su interacción sinergética promueve la supervivencia de los fotorreceptores.

Inyecciones subretinales de GDNF en modelos de animales de degeneración retinal hereditaria, similar a la mayoría de las formas de RP, demuestran un rescate de fotorreceptores.

CONCLUSIONES

El uso de las sustancias neurotróficas en el tratamiento de las degeneraciones retinales, tiene la ventaja de que pueden ser efectivas en enfermedades con mutación genética desconocida. La eficacia de estas sustancias depende de su permanencia durante grandes períodos de tiempo en la retina, solamente alrededor de 1 mes en animales; sin embargo puede ser mucho más largo en humanos.

Inyecciones repetidas mensualmente pudieran representar dificultades ergonómicas e inevitablemente estar acompañadas por riesgos como el desprendimiento de la retina y endostalmitis. Sistemas biológicos y bioquímicos, de liberación lenta, están siendo desarrollados y pueden vencer este problema.

En el corto tiempo de 5-10 años es posible que el uso de los factores tróficos sea la terapia más prometedora, aunque no es la mejor solución a largo plazo. Recién se han abierto varias vías para el tratamiento de la RP, entre las que se encuentran: el transplante de células sanas, el uso de las células madres y la terapia génica.

Un trasplante de células sanas en la RP no sería efectivo, porque las células nuevas sufrirían la apoptosis debido a las células enfermas que se mantienen en la retina. Sin embargo, los tratamientos antes citados abren expectativas a más largo plazo al trasplante de células sanas en individuos. Una vez controlada la apoptosis de las células es posible trasplantar células sanas sin riesgo a que estas sufran apoptosis.
El transplante puede ser útil para preservar la visión central mientras que el implante retinal artificial está dirigido al mantenimiento del campo visual. 

Aun cuando el implante de células madres fuera exitoso, las alteraciones de las células enfermas afectarían a las nuevas desarrolladas. Sin embargo, en un futuro, a largo plazo podrían tener aplicación si existiera un control de la muerte celular con las sustancias encargadas de la supervivencia. 

En relación con la terapia génica se puede plantear que aunque es la esperanza futura, aún falta mucho por hacer en este campo. La corrección de la mutación en etapas tempranas podría evitar la alteración y la apoptosis. La dificultad es que la cantidad de mutaciones y genes implicados son innumerables, por lo que se requieren múltiples terapias génicas para el tratamiento de la RP. 

Por estas razones; además de que no son bien conocidos los mecanismos de acción de las mutaciones que inducen la RP, la terapia génica apunta a largo plazo. Se propone la combinación de terapia génica y factores neurotróficos al reintroducir células hospederas modificadas genéticamente que sean capaces de liberar factores neurotróficos.


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