La toxoplasmosis ocular es una enfermedad
producida por el parásito Toxoplasma gondii, y constituye la causa más
frecuente de uveítis posterior que se traduce en la inflamación de la úvea o
capa media del globo ocular, encargada, entre otras funciones, de suministrar sangre
a la retina o membrana interior del ojo. Normalmente a nivel ocular produce una
severa inflamación de la retina y la úvea posterior o coroides, conocidas como
retinocoroiditis.
¿Cuál es el reservorio natural del parásito de la
toxoplasmosis?
Los felinos, entre ellos el gato doméstico, son
los principales hospederos. También el hombre y otros animales de sangre
caliente, como aves y mamíferos, son sus hospederos intermediarios. Es una
parasitosis muy frecuente, y dada su gran difusión mundial se ocupan de ella
también internistas, pediatras, obstetras, infectólogos, entre otros.
¿Y sus vías principales de transmisión?
Son varias. La transmisión de madre a feto (a
través de la placenta) ha sido la más aceptada y se ha planteado que la mayoría
de los pacientes con toxoplasmosis ocular se contagian de esta manera. Sin
embargo, la vía oral por la ingestión de los quistes del parásito contenidos en
productos como verduras, frutas, agua de beber o carne cruda o mal cocinada de
un animal infectado se acepta hoy como la de mayor transmisibilidad.
¿Afecta por igual a personas de todas las
edades?
Sí, y no distingue sexo, raza ni estrato social.
Una precisión: aproximadamente el 80% de los episodios de toxoplasmosis ocular
ocurren en pacientes entre los 15 y 45 años.
¿Qué signos y síntomas en general pueden
hacernos pensar que hemos sido infectados por ese parásito?
Te diría inicialmente que la infección por el
parásito Toxoplasma gondii no es sinónimo de enfermedad, la cual suele cursar
de manera asintomática o con síntomas muy ligeros, benignos, de corta duración,
y rara vez compromete otros órganos en los pacientes con sistemas de defensa
(inmunitarios) normales. Una fase aguda de este padecimiento podría
manifestarse por inflamación de los ganglios de la región cervical, fiebre y
decaimiento (astenia). Ahora bien, en los inmunodeficientes y enfermos de sida
el comportamiento de esta dolencia es diferente. Puede ser muy grave, y hasta
mortal, debido a que origina afectaciones en varios órganos, entre ellos el
cerebro.
Le pediría ahora circunscribirnos a la
toxoplasmosis ocular, tema de nuestra columna.
Puede ser congénita y declararse al nacimiento,
o aparecer posteriormente, con mayor frecuencia entre los 10 y los 20 años; o
ser adquirida, y presentarse entonces en cualquier momento de la vida. Como
manifestaciones, en los niños pequeños predominan el estrabismo, la leucocoria
o pupila blanca y el nistagmo (movimientos oculares espontáneos). En los niños
mayores, adolescentes y adultos los síntomas más comunes son enturbiamiento de
la agudeza visual o pérdida de la visión central. En ocasiones la afección no
da síntomas y suelen diagnosticarse durante exploraciones de rutina.
¿Qué exámenes se requieren para el
establecimiento de un diagnóstico de certeza?
Es eminentemente clínico.
¿Qué tratamientos se emplean? ¿Cuánto duran como
promedio?
En la terapéutica se utilizan combinaciones de
medicamentos. En pacientes con un adecuado estado inmune, dura de uno a dos
meses. En los pacientes inmunosuprimidos o con sida la terapia médica puede
prolongarse por varios meses para obtener favorables resultados.
¿Cuál es su complicación más temida?
La pérdida de la visión central por afectación
de la mácula, lamentablemente frecuente debido a la "predilección"
del parásito por esta zona de la retina. También la aparición de catarata,
opacidades en el vítreo y desprendimiento de la retina.
¿Es posible la prevención?
Una adecuada eliminación de las heces de los
gatos domésticos es una de las vías
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