Blog Institucional del Centro Internacional de Retinosis Pigmentaria Camilo Cienfuegos de La Habana Cuba

miércoles, 9 de noviembre de 2016

¿Es necesario la cirugía refractiva en niños con ambliopía?

AmbliopiaLa ambliopía es un desorden neurológico, resultado de una anormal estimulación del cerebro durante el periodo crítico del desarrollo visual. Es la causa más común de disminución visual en la infancia y se caracteriza por visión espacial reducida debido a estrabismo, deprivación y errores refractivos; este último es una de las causas más frecuente, la cual implica un mayor riesgo de pérdida grave de visión.

La corrección refractiva es uno de los componentes necesarios en el tratamiento de la ambliopía anisométrica y generalmente se prescribe junto con la oclusión o penalización del ojo.

El uso de cristales es el método más utilizado para tratar los errores refractivos pediátricos y la ambliopía. Sin embargo, no es ideal en todos los pacientes. Cuando existen ametropías elevadas, la corrección con cristales puede producir aberraciones ópticas inducidas prismáticamente, fundamentalmente en la visión periférica, campo visual reducido, además de la repercusión social en el paciente pediátrico por las lentes gruesas poco atractivas. La aniseiconía inducida por cristales puede impedir el desarrollo de la visión binocular.

Hasta hace poco tiempo la única opción terapéutica era la corrección óptica con cristales o lentes de contacto. Los avances en cirugía refractiva han revolucionado el tratamiento de los errores refractivos en los adultos, pero la alta prevalencia de defectos refractivos pediátricos y el progreso vertiginoso de la cirugía refractiva en los últimos años, ha despertado un gran interés no solamente entre los oftalmólogos, sino también en los padres de los niños que solicitan información sobre la posibilidad de corregir estos defectos mediante la cirugía refractiva. La cirugía refractiva abre entonces un abanico de posibilidades terapéuticas en la ametropía infantil.

El examen preoperatorio de los niños para cirugía refractiva puede ser un desafío debido la falta de cooperación; es difícil realizarle topografía corneal, aunque lo anterior se puede sustituir en cierta medida por el uso de queratómetros y paquímetros portátiles. Los procedimientos guiados por frente de onda no se pueden utilizar por las mismas razones.

El niño tiene mala colaboración, por lo cual —aunque esta cirugía se efectúe con anestesia tópica— en el paciente pediátrico se realiza con anestesia general, con las complicaciones que esta puede generar, con excepciones de niños cooperadores. Se prefiere el uso de anestésicos endovenosos para evitar el efecto de los agentes anestésicos inhalatorios sobre el equipo láser.

La cirugía en los niños es más desafiante, debido a la pequeña abertura palpebral; especialmente cuando se realiza el LASIK, hay mayor riesgo de descentramiento. Se reporta que un 5 % de desviación en el eje puede resultar en una hipocorrección de 17-20 %.

En el posoperatorio, la conducta ante el dolor es un reto, y la prevención de frotarse los ojos, principalmente pos LASIK, es un desafío, debido al riesgo de desplazamiento del colgajo. Sin dejar de mencionar el cumplimiento del tratamiento tópico, la instilación de colirios es una tarea ardua para los padres o tutores.

El mayor inconveniente del láser de superficie es el alto grado de regresión de la refracción; esto raramente ocurre por crecimiento del globo ocular y está relacionado con las propiedades cicatrízales y curativas de los ojos pediátricos.

El ojo del niño responde de manera diferente a la cirugía que el ojo del adulto. Esto queda bien demostrado por la alta incidencia de opacificación de la cápsula posterior y el vítreo anterior después de la cirugía de catarata pediátrica, al igual que la alta tasa de rechazo de córnea después de la queratoplastia penetrante.

La cirugía refractiva es un tratamiento alternativo para pacientes que no responden al tratamiento convencional de la ambliopía, y abre un nuevo horizonte para abordar los problemas refractivos, sensoriales y motores en pacientes pediátricos. Ninguna intervención quirúrgica es tan segura como la corrección óptica tradicional. Los casos seleccionados deben ser analizados por un equipo multidisciplinario, nunca por decisión de un solo profesional.

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