Dr. Isidro Castañeda Silva
isidro.castaneda@retina.sld.cu
La retinopatía es de la forma de presentación más frecuente y más grave en los diabéticos tipo 1
Después de 5 años de evolución de la enfermedad, el 23 % presenta retinopatía.
A los 10 años este porcentaje se eleva al 60 %.
A los 15 años de evolución alcanza hasta el 80%.
La retinopatía diabética proliferativa (RDP) se da en la cuarta parte de
los pacientes
con diabetes tipo 1 a los 15 años y a menudo permanece asintomática.
En los pacientes con diabetes mellitus tipo 2, más del 60 % presenta algún
grado de
retinopatía a los 20 años de evolución.
Un paciente diabético tiene de 20 a 40 veces más probabilidades de quedarse
ciego
que un no diabético, cifra que aumenta considerablemente si se incluye sólo
a diabé-
ticos tipo 1.
A los 15 años de la enfermedad, casi el 2 % de los individuos
afectados quedará ciego y el 10 % desarrollará incapacidad visual asociada a
enfermedad ocular diabética.
Un 3,2 % de diabéticos tipo 1 y un 2,7 y 2,3 % de
diabéticos tipo 2 (tratados con o sin insulina) desarrollarán ceguera legal.
La
mortalidad se incrementa entre los pacientes ciegos comparada con la población
total y en particular entre los diabéticos.
A medida que aumenta la esperanza
de vida de los diabéticos, el problema de la retinopatía se incrementa, a pesar
de que el mejor control metabólico mejora el pronóstico ocular.
El problema se
agrava si además consideramos otra condición: el número de diabéticos se dobla
aproximadamente cada 15 años.
Se estima que en el mundo hay 120 millones de
diabéticos.
Los diabéticos tienen un riesgo 25 veces mayor de ceguera que la
población no diabética
Por tanto la Retinopatía Diabética constituye la
primera causa de ceguera e invalidez visual en el mundo desarrollado.
Además
del drama humano y social que representa la ceguera por retinopatía diabética,
los costes económicos, pensiones por invalidez, programas de rehabilitación,
Seguridad Social, disminución de la productividad, convierte esta
enfermedad en un serio problema no solo social sino un verdadero azote
económico para estos países que requieren de millonarios presupuestos para
costear los programas de rehabilitación y Seguridad Social debido a la
enfermedad diabética ocular.
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