Los ácidos grasos Omega-3 son un tipo de grasa poliinsaturada, uno de los tipos de
grasa más saludables. Estos ácidos, tomados de manera moderada, nos ayudan a
mantener un corazón sano y protegido contra las cardiopatías. Los ácidos grasos
Omega-3 entran en el grupo de los considerados esenciales, ya que el cuerpo
humano no es capaz de producirlos por sí mismo y, por tanto, solo se pueden
adquirir a través de los alimentos.
Los ácidos grasos esenciales, entre ellos
los poliinsaturados de cadena larga (EPA y DHA), son
componentes estructurales de todos los tejidos y son indispensables para la
síntesis de las membranas celulares.
El cerebro, la retina, y otros tejidos
neuronales son muy ricos en estos ácidos grasos. Así, el DHA
constituye el 60% de los ácidos grasos poliinsaturados en la retina
y el 40% en el cerebro. El DHA en los fosfolípidos de membrana
forma parte de los fotorreceptores de la retina y en las terminaciones
sinápticas.
Los ácidos grasos poliinsaturados de los
fotorreceptores de la retina aumentan su capacidad de procesamiento del
estímulo luminoso, por lo tanto las personas que tienen un déficit de estos
ácidos grasos requieren mayor estímulo lumínico para provocar el mismo nivel de
respuesta fotoeléctrica que aquellas personas con los niveles adecuados de EPA
y DHA.
Otros componentes importantes para la
preservación de la agudeza visual son los pigmentos luteína y
zeaxantina. Su concentración más elevada se encuentra en la mácula, o parte
central de la retina, que contiene la máxima cantidad de células
fotorreceptoras, los conos y los bastones.
Su principal función es la de
proteger estas células de la agresión producida por los radicales libres de
oxígeno que se forman por el impacto de la luz. Los estudios de observación que
se han efectuado indican que una dieta alta en luteína y zeaxantina podría
reducir tanto el riesgo de cataratas como la degeneración macular
asociada a la edad.
Fuentes:
0 comentarios:
Publicar un comentario