La mayoría de las drogas más utilizadas, desde el
alcohol y el tabaco, hasta las más modernas de diseño, pasando por la cocaína,
LSD, etc., tienen su reflejo en los ojos, por lo que todo médico que esté
preparado para detectar un usuario de drogas, podrá ayudarlo y concienciarlo,
cualquiera que sea su especialidad.
El reflejo que las drogadicciones provocan en
los ojos pueden variar desde una simple hiperemia conjuntival (ojos rojos) o
una alteración del tamaño de las pupilas (midriasis – miosis) hasta
alteraciones más serias en la calidad de la
visión por afectación de la retina,
nervio óptico, líquidos intraoculares, etc.
La intoxicación por drogas tradicionales como el
cannabis, cocaína, LSD, Crack, etc, puede apreciarse en los ojos a través de
unos signos bien definidos en cada caso y que pueden llegar a la pérdida de la
visión. Lo mismo puede decirse de las drogas de diseño, a pesar de su fama de
relativa inocuidad. Sin embargo, los efectos a nivel oftalmológico son graves:
visión turbia, aumento de la presión arterial, ojos secos, etc. con graves
consecuencias en la calidad de la visión.
Diversos estudios muestran que en la mayoría de
los casos “las drogas atacan principalmente el epitelio pigmentar de la retina,
alterando la secreción de sus enzimas, perturbando los intercambios
metabólicos”. Su estudio no sólo alcanza a las drogas antes mencionadas, sino
que se extiende también a otras que gozan en nuestra sociedad de un uso
socialmente aceptado, como son el alcohol, el tabaco, etc.
El consumo de alcohol lleva a numerosos estados
carenciales, como la deficiencia de vitaminas B1, B6, B12, ácido nicotínico y
riboflavina, que pueden acarrear la pérdida lenta y progresiva de la visión. A
partir de la existencia de sólo 0,5 g/l de alcohol en sangre, todo individuo
presenta reflejos oculares lentos, retardo en el tiempo de reacción visual,
disminución del campo visual, con la consiguiente dificultad de la percepción
de obstáculos laterales y disminución de la calidad de la visión nocturna.
Pero también el tabaco afecta a la visión y de
hecho existe una investigación sobre la influencia del consumo de tabaco y de
cafeína sobre la sensibilidad al contraste espacial. Tanto la cafeína como el
tabaco, de manera independiente, provocan variaciones significativas en la
sensibilidad al contraste.
El uso regular de los llamados tranquilizantes
menores puede disminuir la producción de lágrimas, provocando por tanto
irritación ocular como consecuencia del ojo seco; algo que retorna a la
normalidad cuando se dejan de tomar dichos fármacos.
Fuentes:
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