Las
drusas del nervio óptico consisten en un acúmulo de calcio y fósforo y resultan
de un proceso de degeneración axonal. Se identifican
como pequeñas acumulaciones de material extracelular de color amarillo que se
depositan en la retina (la capa más interna de la pared del ojo en la que se
encuentran las células sensibles a la luz). Aparecen en personas normales con
una frecuencia de 3,4-24/1.000.
La afectación de la agudeza visual es rara,
aunque sí pueden provocar defectos en el campo visual, en general no
significativos clínicamente y, en cualquier caso, de progresión lenta. Suelen
ser bilaterales y asimétricas, y se heredan de forma dominante con penetrancia
variable en unos casos y esporádica en otros.
Generalmente
las drusas del nervio óptico se diagnostican o se descubren durante un examen
de rutina del ojo. Habitualmente los pacientes no
refieren síntomas y no notan ningún problema en su visión. Ocasionalmente los
pacientes pueden tener centelleos o tener la visión borrosa durante pocos
segundos o pueden notar una sutil pérdida del campo visual.
Las Drusas del nervio óptico aparecen en el 1 % de la población, son más
frecuentes en la raza blanca. Pueden presentarse en forma hereditaria o ser
casos aislados. Las drusas de tipo hereditario tienen un patrón de herencia
autonómico dominante, lo que quiere decir que su padre, su madre o su hijo
tienen las drusas también.
La importancia de saber reconocerlas es doble:
en primer lugar representan la causa más frecuente de pseudopapiledema, en
segundo lugar pueden dar complicaciones visuales severas y la mayoría de
pacientes presentan defectos campimétricos asociados, que pueden ser
progresivos.
Hay
diferentes tipos de drusas. Las drusas "duras"
son pequeñas, identificables y alejadas unas de las otras. Este tipo de drusas
puede no causar problemas de visión por un largo período de tiempo, o no
causarlos en lo absoluto.
Las drusas "blandas" son grandes y se
agrupan unas con otras. Sus bordes no están tan claramente definidos como los
bordes de las drusas duras. Éste tipo de drusas blandas aumenta el riesgo de
desarrollar DMRE.
Las
drusas aumentan su tamaño y calcificación con el tiempo, por lo que su aspecto
fundoscópico varía con los años. Las drusas
visibles son más frecuentes en los adultos y presentan un aspecto fundoscópico
característico: márgenes mal definidos, cuerpos amarillos brillantes que
levantan la papila y que esconden el anillo neurosensorial y la excavación
papilar. En los jóvenes son más frecuentes las drusas enterradas, más difíciles
de identificar y que constituyen la primera causa de Pseudopapiledema.
La
mayoría de pacientes son asintomáticos si bien cuando se realiza un estudio
oftalmológico completo se observa que hasta un 70% presentan defectos en el
campo visual. Estos defectos aumentan con la edad
y con la presencia de drusas visibles y son debidos a lesión de la célula
ganglionar.
Actualmente
no existe tratamiento efectivo. Sin embargo, el
monitoreo cuidadoso del campo visual es importante para detectar progresión de
la pérdida del campo visual. Los tratamientos quirúrgicos propuestos no han
obtenido buenos resultados y no se conoce una manera de prevenir la formación.
El único tratamiento que se aconseja es el antiglaucomatoso en casos de pérdida
progresiva y severa del campo visual.
Las
drusas del nervio óptico son causadas por un depósito anormal de un material
parecido a proteína en el nervio óptico. El origen de este
material es desconocido. En algunos individuos, los depósitos de este material
son hereditarios, mientras que en otros ocurre sin una historia.
Fuentes:
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