Blog Institucional del Centro Internacional de Retinosis Pigmentaria Camilo Cienfuegos de La Habana Cuba

viernes, 15 de enero de 2016

Toxoplasma Gondii, el "enemigo" que vive en nuestras mascotas

Toxoplasma Gondii

Dr. Isidro Castañeda Silva  


15.01.16

La Toxoplasmosis es una de las causas más frecuentemente identificables de uveítis en todo el mundo. De hecho, la infección de Toxoplasma gondii es la causa más común de uveítis posterior infecciosa en los individuos noinmunocomprometidos, y la segunda en la retinitis por citomegalovirus en los pacientes con VIH/SIDA.


El Toxoplasma gondii es un parásito intracelular obligatorio. Mientras las señales sistémicas y síntomas de infección son menos comunes en los adultos saludables, estos resultados pueden estar presentes en los recién nacidos y pacientes inmunocomprometidos.
Se pensaba que la mayoría de las toxoplasmosis oculares activas representaban la reactivación de la toxoplasmosis congénita adquirida de la madre trans-placentalmente. Recientemente, sin embargo, se ha mostrado que las infecciones adquiridas ocurren más frecuentemente que lo que antes se sospechaba. 

La infección de toxoplasma es asintomática en la mayoría de los pacientes inmunocompetentes y, cuando ocurre, es normalmente benigna y auto-limitada. La infección puede ser mucho más severa, sin embargo, en el feto y en pacientes inmunocomprometidos.

Las manifestaciones oculares incluyen partículas flotantes y visión borrosa. Puede ocurrir disminución de la agudeza visual, como resultado de implicación macular o inflamación vítrea severa. En los pacientes inmunocomprometidos, la presentación clínica puede ser más bien atípica.

La retinocoroiditis toxoplásmica es una enfermedad recurrente en dos tercios de los pacientes. Una retinocoroiditis toxoplásmica activa es blanquecina y moderadamente exudativa con bordes de enfermedad bien definidos e involucra la mácula en la mayoría de los pacientes. La inflamación de leve a moderada del segmento anterior puede ser o no, una característica de presentación; la inflamación vítrea virtualmente siempre está presente. También se puede ver vasculitis retinal en la vecindad de una lesión activa o en la retina distante. 

La retinocoroiditis en los pacientes con VIH/ SIDA puede mostrar rasgos atípicos, tales como grandes áreas confluentes de necrosis retinocoroidal y/o lesiones activas bilateral.

El diagnóstico de la toxoplasmosis ocular se realiza principalmente mediante la observación clínica de la retinocoroiditis necrotizante focal. En los casos atípicos, las pruebas serológicas tales como títulos de suero antitoxoplasma IgM e IgG pueden ser útiles para apoyar el diagnóstico. Los resultados negativos son de importancia para excluir la toxoplasmosis ocular atípica. En casos en donde el diagnóstico es incierto, la demostración de títulos de anticuerpos anti-toxoplasma en el humor ácuoso o vítreo, puede ser útil. 

En resumen, la toxoplasmosis ocular es la causa más común de uveítis posterior infecciosa en muchos países. Aunque no hay ninguna terapia eficaz para erradicar el organismo, el tratamiento se acompaña por la resolución de la infección activa en la inmensa mayoría de los casos. Los recientes estudios han demostrado que esta meta puede lograrse con regímenes más seguros, como trimetoprima/sulfametoxazola oral o clindamicina/dexametasona intravítrea. 


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