En la actualidad no existen suficientes estudios
para valorar la seguridad y eficacia de los medicamentos hipotensivos oculares
en el glaucoma pediátrico. El uso de medicamentos para reducir la presión
intraocular en niños, se considera desacertado principalmente en glaucomas
congénitos primarios y en los asociados a anomalías oculares.
En otros tipos de glaucomas, como los juveniles
no asociados a goniodisgenesias y secundarios, se suele comenzar con
tratamiento medicamentoso, aunque por los efectos adversos de este y el no
control adecuado de la tensión ocular, un porcentaje importante necesita
tratamiento quirúrgico.
Existen seis grupos farmacológicos de
hipotensores oculares; dentro de cada uno de ellos, un sinfín de productos
comerciales solos o como combinaciones de fármacos con el objetivo de potenciar
el efecto hipotensor. Otras veces se utilizan vehículos que favorezcan un
efecto más prolongado del medicamento con el fin de disminuir la frecuencia de
uso, entre otros.
El tratamiento médico en los glaucomas
congénitos y en la mayoría de los glaucomas asociados a anomalías oculares solo
está indicado en situaciones muy específicas, ya que el tratamiento definitivo
sigue siendo el quirúrgico.
En ocasiones, la intervención quirúrgica no
puede realizarse en el preciso momento en que se hace el diagnóstico por
disímiles causas, tanto oculares como sistémicas. En estas circunstancias se
indica un tratamiento médico hipotensor a la espera de que las condiciones del
paciente permitan la cirugía. Es de gran
importancia revisar el mecanismo de acción, indicaciones, contraindicaciones y
efectos adversos de los hipotensores oculares en los niños.
Previo a la cirugía, la terapia médica es de
gran utilidad para la reducción de la presión intraocular (PIO) y el edema
corneal; también puede ser necesario como tratamiento de soporte en aquellos
glaucomas descompensados después de cirugía intraocular y en los refractarios a
tratamiento convencional.
En situaciones de hipertensión ocular donde la
etiología no es congénita, como en los glaucomas secundarios a traumatismos,
cuadros inflamatorios (uveítis) o tras intervenciones quirúrgicas (cataratas
congénitas) entre otras, se presenta con relativa frecuencia la necesidad de
emplear tratamiento médico hipotensor, para lo cual es necesario un adecuado
conocimiento del uso de la terapia hipotensora en la población infantil.
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