La condición visual del niño, es muy importante
para su desarrollo, sobre todo para su desempeño y el mejor desenvolvimiento
educacional y sin dudas, actualmente vivimos un mundo en el que todos los
mensajes a nuestro alrededor requieren de la vista para ser interpretados
(internet, libros, televisión, tablets, etc.).
Muchas veces el bajo rendimiento escolar, la
baja concentración, la dificultad en identificar una letra de otra como la D y
la B; la E y la F; o números como el 2 y el 5 o el 3 y el 8, pueden estar
relacionados con un problema visual.
Es
muy importante que tengamos en cuenta de qué manera el niño nos está
manifestando que algo no está bien con sus ojos.
Ya sea con una actitud negativa en el momento de tener que realizar sus tareas,
pereza, llanto, sueño, dolor de cabeza, ardor en sus ojos, entre otros, o con
poco entusiasmo para asistir al colegio.
La poca participación del niño en las
actividades que se realizan en el salón de clase, un bajo nivel de
concentración o unas bajas calificaciones, también nos pueden estar indicando
que algo está mal en su sistema visual.
Los
Síntomas más frecuentes de problemas visuales en los escolares son el dolor de
cabeza, guiños constantes, enrojecimiento ocular, tortícolis y falta de
atención así como movimientos compensadores de la cabeza.
Según refieren algunos autores, las afecciones visuales más comunes en la
infancia son la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo. En la edad escolar
se suman el estrabismo, la ambliopía, las anomalías binoculares y los problemas
de acomodación. En el sistema visual no solo la agudeza visual es necesaria
para alcanzar un adecuado rendimiento académico.
Se
estima que el 25 % de los problemas de aprendizaje se deben a una inmadurez del
sistema visual. La prueba de agudeza visual
utilizando la cartilla de Snellen, que contiene diversos tamaños de letra y que
al leerlos permiten establecer el problema visual, se complementa con la prueba
de varios lentes para elegir el adecuado a las necesidades de cada educando.
El estado visual de nuestros hijos depende de
varios aspectos, entre ellos están:
1.
Defectos refractivos. Contar con un defecto refractivo
puede dificultar notablemente el desempeño escolar de su hijo. No solo en el
salón de clase en donde debe fijar en visión lejana, sino también en el momento
en que debe realizar sus tareas en visión próxima. Trabajar por tiempo
prolongado frente al computador sin usar la corrección ideal para un defecto
refractivo trae como consecuencia varias molestias y dificultades para dicha
labor.
La única manera de poder determinar si su hijo
sufre algún defecto refractivo, es por medio de la consulta de Optometría y/o
Oftalmología bajo un examen llamado refracción.
Entre
los defectos refractivos están: Miopía, hipermetropía, y astigmatismo. Todos
ellos se pueden tratar por medio de gafas y/o lentes de contacto.
2.
Alteración de los músculos extraoculares. En esta
condición visual puede que ya estemos relacionados con la siguiente frase: “Mi
hijo tiene un ojo desviado”.
Existe una gran variedad de alteraciones
musculares, pero afortunadamente muchas de ellas, detectadas a tiempo pueden
tratarse y corregirse de manera exitosa.
3.
Ambliopía. Comúnmente conocida como “Ojo
Perezoso”. Esta condición conlleva un aspecto muy importante, y es detectarla
antes de los 8 años de edad aproximadamente.
De
no ser una visión al 100% o clínicamente conocida como 20/20 el niño (a) puede
estar desarrollando ambliopía.
4.
Alergias y/o Infecciones Oculares. Con frecuencia
vemos que nuestros hijos se rascan los ojos, presentan un parpadeo frecuente o
en casos más avanzados pueden llegar a presentar los ojos rojos, o algún tipo
de secreción.
Cualquiera
de estos signos o síntomas son la alarma para pensar que están sufriendo de una
alergia o algún tipo de infección a nivel ocular.
Existen varios problemas visuales que son
responsables del retraso en el normal rendimiento en las edades escolares. Entre los trastornos visuales el que más
frecuentemente se presenta y relaciona con los problemas de aprendizaje, es el
déficit de la visión.
Es indiscutible que el aprendizaje se ha relacionado
con problemas de visión, sin embargo, cuando se obtiene un diagnóstico correcto
de todas las habilidades visuales, puede ser tratado con éxito y
permanentemente.
Los niños y jóvenes con bajo rendimiento escolar
deben ser evaluados por el médico, y en
especial por el oftalmólogo para descartar alteraciones en la visión como
mínimo una vez al año a partir de los 2 años de edad, para diagnóstico y
tratamiento de alguna patología y hacer
seguimiento posterior al mismo.
Cualquier
posible alteración visual detectada a tiempo puede tener solución y lo más
importante permitir que su hijo mejore su calidad de vida y por supuesto su
rendimiento escolar.
Fuentes:
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