Para la mayoría de los seres humanos los
procesos de lectura y aprendizaje se asocian al sentido de la vista. Con los
ojos leemos, fijamos imágenes, colores y captamos gran parte de la información
que almacena nuestro cerebro. El simple hecho de cerrar los ojos invalida para
los videntes gran parte de la información, no ocurre así para los casi 40
millones de ciegos y 285 millones de débiles visuales que se estima haya en el
mundo. Manos, oídos, y olfato se vuelven los ojos de estos seres especiales que
también son capaces de llegar a la Universidad y hacer grandes descubrimientos
científicos.
CUBA Y LA ANCI
Año 1975, Salón de Actos de la institución
Varona Suárez, durante muchos años la única escuela para ciegos en Cuba.
Invidentes de varias provincias cubanas, reunidos allí, daban forma a su
organización: la Asociación Nacional del Ciego (ANCI).
Ya para 1978 tenía direcciones en todas las
provincias y posteriormente filiales municipales, con tal de llegar a todos. Si
en un inicio eran unos pocos los asociados ya sobrepasan los 23 000, en una
organización considerada internacionalmente como una de las integraciones de
ciegos más avanzadas. ¿Su objetivo? Incorporar a los invidentes a la vida
social.
De ahí las tareas encaminadas a que sus miembros estudien, trabajen y
tengan pleno acceso al deporte, la cultura y la recreación, ya sea de forma
activa —como artistas o deportistas— o como espectadores.
Entre los principales logros de la ANCI figuran
el Centro Nacional de Rehabilitación para Ciegos, donde se han atendido y
adiestrado más de 1600 invidentes cubanos y extranjeros y el Centro Cultural
Recreativo, para promover la participación de los asociados en el arte y la
cultura. La mayor atracción de este último es la imprenta Braille, una biblioteca
con más de 7000 títulos, además del área para la promoción y desarrollo de
cursos de informática.
La imprenta Braille, surgida en los 90, se
dedica a publicaciones seriadas, como el Boletín ANCI, en Braille y en tinta, y
la revista Faro, en tinta, para divulgar el quehacer de la organización.
Además, reproducen en Braille libros de cultura general.
Después de la fundación de la ANCI también
creció el número de escuelas en el país. En todas las provincias existen
centros de Educación Especial a los cuales tienen acceso las personas
invidentes. Allí se les imparte una preparación que les permita su incorporación,
de ser posible, a centros normales de la enseñanza media y superior y se les
proporcionan los medios auxiliares necesarios: grabadoras, máquinas de escribir
en Braille, calculadoras parlantes.
Es común en las universidades cubanas la
presencia de uno o más invidentes, en las más inesperadas carreras, y tienen
acceso por igual a ocupar un puesto en cualquier centro laboral, algo impensado
en la Cuba anterior al triunfo revolucionario.
En todos los municipios existen talleres
artesanales donde los débiles visuales e invidentes pueden trabajar y
prepararse para su incorporación a centros laborales.
La cultura y el deporte no les son ajenos.
La
ANCI organiza Festivales de Literatura, Danza, Música, Teatro… Y es usual
disfrutar de los triunfos de nuestros atletas discapacitados, incluso en los
Juegos Paralímpicos y campeonatos Mundiales.
En la Cuba actual, la discapacidad visual no es
vista como un freno al conocimiento ni al acceso a ninguno de los derechos
inherentes a cada ciudadano. Están en cada espacio, compartiendo su arte,
mostrando su sabiduría en todas las esferas, e impartiendo los conocimientos
que día a día adquieren, mientras pasan sus dedos hábilmente por especiales
libros que pueden leer gracias al sistema ideado por Braille y a la voluntad
del gobierno cubano y la ANCI por desarrollar acciones para lograr la total
inclusión del ciego en la sociedad.
Fuentes:
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