Los casos presentados demuestran lo
controversial que puede resultar el diagnóstico de las lesiones en esta
localización, sobre todo el diagnóstico de lupus palpebral. La presencia de una
placa eritematosa, bordes elevados, fondo costroso y ausencia de pestañas, lleva
a plantear tres posibilidades diagnósticas: blefaritis mixta, carcinoma
basocelular PI OD y lupus palpebral, este último muy infrecuente.
La posibilidad de una blefaritis mixta puede
considerarse como uno de los primeros diagnósticos a descartar. Esta afección
es muy frecuente en consulta. Aparece fundamentalmente en adultos jóvenes; es
un proceso inflamatorio crónico, que se caracteriza por períodos de
exacerbaciones y remisiones, muchas veces con una respuesta tórpida al
tratamiento, lo cual conlleva en muchas ocasiones la realización de biopsia
incisional para llegar al diagnóstico.
Otro diagnóstico importante en este tipo de
lesiones lo constituye el carcinoma basocelular palpebral, con una elevada
frecuencia, entre 86 y 96 % dentro de los tumores malignos palpebrales. La
forma clínica esclerosante se manifiesta con características macroscópicas muy
similares a las encontradas en estas pacientes; placa eritematosa, bordes
imprecisos, ausencia de pestañas a ese nivel, con predilección por el párpado
inferior. Este tumor aparece en pacientes mayores de 50 años, aunque en las
últimas décadas la incidencia en personas jóvenes es cada vez mayor.
El lupus palpebral, aunque muy infrecuente, es
otra de las hipótesis clínicas. Ambas pacientes son portadoras de Lupus
eritematoso discoide crónico (LEDC); las lesiones cutáneas aparecen en zonas
con exposición al sol como en estas dos pacientes, aunque se plantea que solo
se presenta en el 6 % de los casos.
Se decide realizar biopsia incisional por lo
controversial del diagnóstico y además porque en ambos casos las lesiones
palpebrales estaban localizadas muy próximas al punto lagrimal inferior.
De
confirmarse la presencia de un carcinoma basocelular en esta localización, se
recurriría a opciones terapéuticas encaminadas a conservar la función lagrimal.
En ambos casos los informes de biopsias informaron lupus discoide palpebral. El
lupus eritematoso discoide (LED) es una forma severa de inflamación dérmica, de
evolución crónica. La etiología exacta es desconocida. El compromiso es
exclusivamente cutáneo y/o de mucosas, que respeta generalmente otros órganos y
vísceras.
Las mujeres son afectadas dos veces más
frecuentemente que los hombres. La mayoría de las edades de los pacientes
fluctúan entre 25 y 45 años. Las lesiones de piel típicas son placas
eritematosas con escamas muy adherentes y costras, de tamaño variable, que
dejan luego una atrofia central. Cuando afecta primariamente los párpados es un
diagnóstico difícil y muchas veces es el estudio histopatológico el que da el
diagnóstico definitivo. Debe ser sospechado en pacientes con blefaritis crónicas
o madarosis persistentes.
La presencia de placas lúpicas en los párpados
es rara, y pueden confundirse con otras afecciones como dermatitis alérgicas,
micosis palpebral, liquen plano, así como psoriasis. SM Burge, en una serie de
de 69 casos con LED, solo reporta 4 casos con lupus palpebral, con una
confirmación anatomopatológica de 2 a 3 años luego del comienzo de los primeros
síntomas.
Las dos pacientes son interconsultadas con un
especialista en Dermatología, quien indica tratamiento con cloroquina tabletas
de 250 mg, 500 mg al día, con mejoría del cuadro oftalmológico en ambos casos.
La evolución posterior al tratamiento fue satisfactoria sin recidiva de la
lesión durante el primer año de seguimiento.
El diagnóstico precoz de dicha afección puede
evitar tratamientos inadecuados y la posibilidad de que se trate adecuadamente,
ya que estas lesiones tienen buena respuesta al tratamiento de la enfermedad de
base.
Fuentes de Casos:
http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-21762014000300017
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