Cuando la neuropatía óptica
llega a una fase en la que los daños al nervio óptico son irreversibles,
se emplea el término de atrofia óptica (ver más sobre la atrofia óptica) para describir esta situación.
Dado que la atrofia óptica se caracteriza por cambios en el color y estructura
de la porción inicial del nervio óptico, puede diagnosticarse al observar el
fondo de ojo con un oftalmoscopio. La atrofia se acompaña de un grado variable
de pérdida de la capacidad visual que
no es posible recuperar.
Muchas de las enfermedades que la causan no disponen de tratamiento
efectivo. En otras, como el glaucoma, el diagnóstico y
tratamiento precoz son de gran importancia para evitar su progresión.
Algunas de las causas que provocan la atrofia óptica:
- Congénitas
- Compresivas
- Toxicas y metabólicas
- Isquémicas e inflamatorias, traumáticas
- El glaucoma
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